CONCURSO PATROCINADO POR HOTEL MAR MENOR

El hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera apoya a las Bibliotecas de San Javier en la promoción de la creación literaria y te dan la bienvenida a este concurso.























jueves, 25 de abril de 2013

GANADORA DEL CONCURSO DE MICRORELATOS DE LAS BIBLIOTECAS DE SAN JAVIER 2013


SANDRA MONTEVERDE GHUISOLFI
     POR SU MICRORRELATO "Mar o montaña"


¿Mar o montaña?
¡Qué difícil elegir!
Con lo grande que es España, debe de haber mil sitios que aúnen mar y montaña. Claro que en geografía nunca fui muy buena, pero seguro que hacia el sur. Además en el norte dicen que las aguas son muy frías y yo de frío estoy hasta el copete.
Resultados del buscador: costa de Murcia, Mar Menor, aguas cálidas y salobres, la mejor cocina mediterránea,  paseos románticos, hoteles de categoría, senderismo y escalada.
Ya está, ¡que más podría pedir!

- Cariño, ¿has sellado el paro? Mira que hoy es el último día y si no, no nos pagan.
- Si amor, ya está hecho.
- ¿Y que estabas haciendo?
- Nada, soñaba por Internet.

viernes, 19 de abril de 2013

(42) El violonchelo de Bach


Caminé al lado de Anna Magdalena Bach a través de las puentes en Leipzig. Su marido había muerto, se podía ver su pérdida en su rostro, pero todavía tarareando la primera suite de violonchelo. Nunca hubo un momento para yo revelar mi pasión. Si lo hiciera, sería perturbar un mundo que no era el mío. Tal vez dentro de 200 o 400 años, ¿quién sabe?
Me quedé unos días en NY. Pasé cerca de la Juilliard School y vi que ella estaba cruzando la calle. Anna se puso muy cerca de mí, se di cuenta de que la estaba mirando y me dio una sonrisa de complicidad. Me quedo con esa sonrisa hasta la eternidad.



(41) Abundancia


En Semana Santa nos fuimos de paseo mi mujer y yo.
“Llevémonos un costal”.
-¿Eso por qué?
“Para guardar todo lo que nos den”.
Recorrimos la vereda completa. Recibimos saludos y abrazos de amigos, tíos y conocidos.
Volvimos a casa con hambre y el costal vacío.

(40) Atención personalizada


-         ¿Qué talla..?
-         ¿Talla…? No sé… Así… -y puse las manos en cóncava postura.
-         Una noventa parece. ¿Como yo? –se subió el jersey y presentó su perfil curvilíneo ante mis ojos, que se apresuraron a superponer ambas figuras.
-         Algo menos, creo -dije azorado- pero…
-         ¡Ya!, más erguidas, quiere insinuar -con retintín.
-         ¡No, no, no insinúo nada, si está muy bien! Mejor le regalo… ¡medias! ¡Sí, medias! ¿Serán tamaño único, supongo? -pregunté a la dueña de la lencería. Y ella, remangándose la falda hasta la cintura y señalándose demostrativamente inquirió:
-         Las quiere por aquí o por debajo de …

lunes, 15 de abril de 2013

(39) Sustantivos


Una voz alta me arrancó de la paz y sosiego que la lectura del libro me producía. Intenté abstraerme de tu quejido pero tus palabras repletas de reproches luchaban por hacerse un hueco dentro de mis oídos.   Al abrigo de la indiferencia y enfurecido por mi pasividad no dejabas de mirarme mal. Me quedé inmóvil, no hice gesto alguno. El pulso no me tembló por primera vez, mis ojos no mojaron mis mejillas. Fueron minutos eternos pero al final tu rencor y odio no erosionaron mi entereza.
Recupero la tormenta atrayente de adjetivos y verbos  allá donde mi imaginación no tiene fronteras y te vuelve a ver con ojos de enamorada.

(38) Una mirada, un mundo


Es curioso como lamiendo cada rincón de su piel, embebiendo del aroma sublime de su cuerpo, llegué a perder la razón. Fui un loco libando del néctar de sus labios, mientras mis manos delimitaban el límite de la realidad, surcando cada curva de sus sinuosas caderas.
Hasta que, de súbito, en el añil de sus ojos, pude ver como mi mundo, de nuevo, volvía a girar. Y a partir de ahí, de la magnitud de la belleza de su mirada, toda mi vida tuvo sentido.


martes, 2 de abril de 2013

(37) Noche

Las hojas húmedas silenciado nuestros pasos. Ella me cogió la mano, y sentí un olor a musgo en el pelo. Me di cuenta de que incluso la oscuridad se sentó justo en la silueta, demarcada por un vestido blanco escotado.


Al poco tiempo, el tono de la noche, mi carne se unió a su sombra, anticipando una complicidad solapada.

Me miró, sonrió una sonrisa nacarada, y confesó que le gustaba allí porque ya el sol estaba oscuro y brillante de la luna. Y ese fue el único lugar donde los sueños y la realidad se comunicaba el mismo destino.

Aquí se puede vivir sólo de amor, dijo, y continuó llevándome al pantano donde se bañaba todos los días.

(36) Sábado noche o domingo mañana

A estas alturas no puedo recordar si fue en sábado noche o el domingo por la mañana. Sólo sé que aquella gata infernal derramó sobre el radio despertador el par de tragos que aún quedaban en el vaso  que tenía en la mesita, estalló el aparato, dio un chispazo y ella saltó sobre mis partes nobles al escuchar mi alarido. Me miraba farruca posicionándose y como por resorte, comenzó a recrearse en mis preciados atributos. Noté  sus uñas horadarme rasgando con saña; definitivamente, aquella era una lucha sangrienta entre la bestia y el hombre. Tirando de ella, sólo conseguía que aquella bestia parda siguiera desgarrándome sin piedad y me di por vencido: ella no estaba dispuesta a renunciar a su presa. Me clavó su mirada felina taladrándome y de nuevo eunuco di por perdida la contienda. Una vez más, mi madre había ganado su batalla.

(35) Anuncio en una farola

Se solicitan educadores sociales de manera urgente. Una crisis de valores azota a


todo el país y la llamada generación NI-NI aumenta considerablemente. Si está

interesado en el puesto, póngase en contacto con nosotros a través de la siguiente

página web: www.salvemosalosjóvenes.es

Requisito indispensable: tener capacidad didáctica.

(34) Carta de un hombre vencido

Jamás imaginé que algo así podría sucederme a mí.


Cuando compramos esta casa, en nuestra entidad bancaria todo

fueron facilidades. Nos bastó con presentar una nómina y un aval

medianamente fiable, que en este caso fueron mis padres.

Pero ahora la situación es bien distinta: tanto mi mujer como yo

llevamos más de un año desempleados y las deudas con el banco se

acumulan. Mis padres tampoco pueden ayudarnos porque sus

pensiones son muy precarias y si a nosotros nos deshaucian, ellos irán

detrás. Tengo dos hijos pequeños a los que apenas puedo alimentar.

Por ello estamos asistiendo a comedores sociales y bancos de

alimentos.

Agradezco mucho el apoyo de los vecinos y de la plataforma “stop

deshaucios” pero esta situación es insostenible. Yo, un hombre

derrotado por el sistema financiero, he decidido quitarme la vida

lanzándome al vacío. Lo siento por cuantos dejo desamparados. La

suerte está echada.

(33) EL SALMÓN DE SU VIDA

Se dio cuenta de que era la pieza más extraordinaria que había encontrado nunca nada más advertir que había picado el anzuelo.


Afianzó su posición. Se colocó como había estudiado tantas veces y comenzó a recoger el carrete

-María, prepara la cámara que esto pasa una vez en la vida.

Manuel continuó con su empeño mientras María corría a la orilla del río con la cámara de fotos.

La emoción del momento le hizo olvidar toda precaución. Se escurrió y cayó al agua en un lugar de cierta profundidad.

-¡Manuel, que me ahogo!

Y Manuel dejó que se ahogara. Pero no se le escapó el salmón de su vida

(32) El Secreto de Barindawa

En una tribu de los antiguos indígenas de Sri Lanka, vivía Barindawa. Los hombres se volvían locos frente a ella. Las demás jóvenes se preguntaban cuál sería su secreto pues no era bonita ni tenía nada llamativo. Un día la siguieron cuando se dirigía a recoger frutas y observaron que recogía muchos frutos de color rosado pálido.  Le sacaba las semillas y trituraba el fruto, después  se lo echaba al agua que utilizaba para bañarse. A partir de ese momento, Barindawa dejó de ser la única. Todas las mujeres tomaban el baño con agua de Pomarrosa. 

(31) ROZANDO SUEÑOS

He cruzado la muga de la vida,


viví en ella cuarenta y tres días

alojado allí como un insecto

entre pétalos de una flor marchita,

vegetal de la luna que me dio su luz

y por unos instantes,

allí sin mi cuerpo, descubrí al infinito...

lunes, 1 de abril de 2013

(30) tropel de hormigas

El tropel de hormigas asciende tumultuoso en busca de fértil asiento para difundir su expansión y conquistar un mundo virginal dominándolo con sucesivas legiones.


Huestes poderosas, sublimes, que precisan continua aportación para sojuzgar a ejércitos amodorrados.

Triunfar o derrotarse depende, únicamente, de la voluntad hostigada del consu-midor primerizo.

(29) ANHELOS CON PRINCIPIO

Norte, sur: Arriba y abajo con encuentro común.


Oriente, occidente: Cercanía y lejanía en una misma coordenada.

Patria, tierra: Hogares sin fronteras.

Cruz, luna, estrella: Símbolos de conflictos superables.

Cultura y religión: Fundamentos sin apasionamiento.

Guerras, paz: Pasado y futuro prometedor.

Amistad, odio: La cuestión del ser o no ser.

Hablar, escuchar: Parte final de un desencuentro. ANHELOS CON PRINCIPIO

Saludo, palabra: Base del entendimiento.

Pan y sal: Agasajo ancestral de bienvenida, mi casa es tu casa.

Diálogo, acuerdo: Parlamento sin oídos sordos.

Apoyo, convivencia: Superación hacia la reconciliación.

Ellos, vosotros, nosotros: hermanos al fin.

(28) EL PROFESOR ROJO


El profesor Rojo tenía la cara roja, roja, roja. No era rubor, sino que era así. Parecía un tomate. Le soltaba piropos a otras profesoras, halagando el bonito gorro que las embellecía, o las altas botas que las encumbraban... Parecía que fuese a estallar de un momento a otro, pero nunca lo hacía. Nadie sabía el secreto, pero era que, como las teteras, tenía un pitorrito por el que salía la presión contenida en su cara. Lo malo es que el pitorrito quedaba en las antípodas de su cuerpo.

(27) EL ULTIMO RELATO

Voy tecleando letra a letra este relato mientras veo cómo cada una de ellas aparece en la pantalla del ordenador, y se, porque una voz me lo ha dicho, que cuando acabe de escribir acabaré yo mismo, caeré fulminado, y ni por esas soy capaz de parar de escribir. Se que será mi último escrito, mi testamento literario. Se que después de esto ya no podré decir más, así que tendré que abreviar y condensar mi último mensaje, dado que el límite son ciento veinte palabras y ya llevo noventa y dos. Otra voz me dice ahora que pare, que no sea insensato... pero si le hago caso habré terminado de escribir y el final se precipitará. Pues termino ya.




(26) El reencuentro


Justamente ayer, me reencontré con una de esas amigas, que permanecía en el baúl de mis recuerdos . Un encuentro casual  que me hizo sentir algo muy hermoso. Solo bastó una mirada, para que sus ojos brillantes de un azul casi celeste, se abrieran de par en par y nos fundiéramos en un profundo abrazo. En apenas cinco minutos, descubrí una mujer nueva, que había superado la espiral del maltrato y que  gritaba a los cuatro vientos lo feliz que era tras haber roto su relación. Después de diez años sin verla, descubrí a una madre de treinta y siete años alegre, hermosa y libre. Una mujer que había tomado la decisión más importante de su vida: volver a vivir.

(25) Dentro y fuera


En las últimas semanas de su vida, todas las edades que el viejo muy viejo llevaba en sus entretelas salieron a la superficie. El nieto adolescente, mientras contemplaba enternecido a su abuelo, comprendió que nada se pierde, ni lo malo ni lo bueno; guiado por el ejemplo del viejo muy viejo, el joven se propuso a partir de ese día meter dentro de él lo que, cuando en el futuro lejano emergiera al exterior, despertara al menos la ternura de su nieto adolescente.

(24) Divergencia recurrente


Dios creó los cielos y la tierra. El diablo todo lo desordenó. Aquel prohibió el fruto de la ciencia del bien y del mal. Adán y Eva le probaron. Jehová advirtió el gran diluvio a los moradores de la tierra. Sólo Noé y su familia ingresaron al arca. Aquel libertó a Israel de la servidumbre de Egipto. Los hebreos, tras cruzar el Mar Rojo, adoraron un becerro de fundición. El Padre envió a su Hijo unigénito, para salvación y remisión de pecados. Aún así lo aborrecieron y le crucificaron.
La luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas.

(23) Eterno regreso


Desde que Belén se fue, reiterados y sombríos abriles añoré regresar, para interactuar con hechos que habían sido y no serían más. O que jamás fueron en realidad, si eran reescritos por mi empresa ilusoria.
Pero cuando resueltamente, a través de sueños y delirios, arribé a los tiempos añejos, entendí que el destino no puede eludirse. Si era redimida de los jirones de fuego, el futuro se alteraría. Entonces, con ella a salvo de las brasas ardientes y mi atajo hacia los dobleces del presente, ¿Qué me inducía bosquejar la epopeya hacia el pasado para rescatarla, si ya estaría viva gracias al viaje redentor?
Y al no emprender el regreso, nuevamente perdería (y perdí) a mi niña.